Descripción
El cuadro muestra una escena submarina silenciosa y etérea. En el primer plano, un centollo resplandece entre las rocas cubiertas de algas, iluminado por tonos cálidos de naranja y amarillo que contrastan con los verdes y azules del entorno marino. Su caparazón brilla con una luz suave, como si emanara vida propia.
Detrás, casi fundido con el agua, se perfila un buzo. Su silueta es apenas un esbozo, semi-transparente, como si fuera parte del mar mismo. Sostiene una linterna que dirige la atención hacia el centollo, mientras el agua se aclara gradualmente hacia la superficie, dejando ver cómo la luz exterior filtra desde lo alto. La escena transmite quietud, misterio y una sensación de conexión íntima entre el ser humano y las profundidades del océano.




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